«En mi humilde opinión» es por decirlo de una forma sencilla un experimento en lo técnico y en lo personal.
Quería, aunque la palabra más adecuada es quiero, ver la posibilidad de mantener, desde lo más cercano a mi realidad, la opinión largamente callada y no presentada, quizás por pudor al que pensaran, o quizás al miedo a no ser parte de esa mayoría de opinologos (otro palabro que añadir al Diccionario de la RAE) que pueblan la red.
Por otro lado, también pretendía poder desarrollar un proyecto de comunicación sobre un entorno «amigo» (si es que el WordPress se puede considerar así) desde la parte física hasta lo más compleja de programas.
Quizás la parte técnica sea la más sencilla. Utilizando una afamada tarjeta mini-ordenador Raspberry Pi, en este caso una modelo 3 que se encuentra en el mercado por menos de 40€ (al principio… ahora en 100€) y software libre «Apache2», «WordPress», «Raspberry Pi OS», etc., ósea, software libre, sin ataduras y moldeable al gusto (esto último es más publicidad que otra cosa…) es fácil montar un website que quede más o menos resultón. Tampoco hay que matarse a buscar una imagen diferenciadora y rompedora. Lo sencillito funciona. Además, lo importante, bajo mi opinión, no es el continente, sino la chica que le metamos a este engendro.
La otra parte, la de contenido, la de presentar las ideas con palabras, la de intentar mantener un dialogo hacia el exterior de mis pensamientos es más ardua. Requiere más constancia, dedicación y si mi apuras sacrificio.
Aquí comienza la historia, aquí se inicia el camino, aquí es donde «En mi humilde opinión» empieza a forjarse. Que no decaiga.
Me levanto, me ducho, me visto, desayuno y me voy a trabajar.
Me monto el bus. En el camino escuchó la conversación de otros viajeros.
La última vez que les vi, hablaron de cosas intrascendentes. Del «macaco» del jefe. De lo tarde que saldrá de trabajo para poder terminar el encargo. De lo crecidito que esta Andrés y de lo bien que se lo pasaron en la pisci, pese a que estaba la suegra hay mangoneándolo todo. La suegra es una mina para las conversaciones. No sé porque, pero siempre suele surgir la suegra para intentar bajar la alegría de un evento.
Pero hoy no. Hoy no hay trabajos urgentes. No hay comparaciones sobre las opíparas comidas, ni siquiera de la calidad de las mismas. Hoy no es un dia para conversaciones intrascendentes. Hoy toca hablar de Cataluña.
El del fondo, que siempre va con dos pizpiretas compañeras y que no habla, parece que el tema le ha calado profundo. Esta muy indignado. No entiende lo que quieren «esos catalanes». Siempre pidiendo. «Así se hacen ricos ellos». Parece creer, o por lo menos hoy lo expresa así, que siempre hay un catalán robándole ese céntimo que el guarda. que siempre hay alguno que, aprovechando la noche, como si fuese un reconvertido Ratoncito Pérez, le levanta la almohada y hurta su preciado céntimo. Hoy no comprende a los de allí, aunque normalmente solo asiente ante las conversaciones, hoy le han indignado las declaraciones oídas. Esta casi extasiado con su voz. Las amigas, quizás algo extrañadas hacen bromas sobre la cantidad de café que tomo, «Estas que lo tiras» medio ríen.
Los dos que siempre hablan de futbol. hoy parece que la liga estaba en suspenso. Relatan, casi a media voz, como si el levantarla pudiera ocasionar más daño, lo que las televisiones enseñaron. Vieron que en una cadena no paraban de poner porrazos. «Parecía una recopilación». Sentirán vergüenza pensé. En otras solo ponían discursos, «muy largos y aburridos». Bueno, al final vuelven al redil y ríen por el 3- 0 del Barça. «Es que pa que ganen necesitan quitarse la presión del público».
Los que se sientan más allá, parecen hoy más taciturnos. Parecen que tienen ojeras. Quizás no durmieron para ver, sentir, entender lo que desde Barcelona se escucha. Parece que hoy no son capaces de articular palabra. Están más callados. Solo dicen que hay que esperar que seguro que se soluciona que esto no puede ser un camino sin salida. «sin salida» repiten.
Yo hoy voy escuchando y me estoy cargando de razón. No veo que los de un lado, por el mero hecho de pensar como «patria» en pequeñito sean peores. Veo que los que los dirigen son igual que los que nos dirigen aquí. «Nos mienten» y algunos les creen. «No yo». me repito. «yo no me creo ni lo de allí ni lo de aquí». Pero hoy estoy cansado. Cansado de ver como se utilizan críos, quizás en la ignorancia, pensando que les están enseñando para que cuando sean mayores puedan decir, «yo estuve allí defendiendo el pabellón». «Yo tan pequeño y mira … defendiendo el pabellón». Y como se utilizan críos para vilipendiar a los padres. Todo vale.
Hoy estoy cansado. Cansado de ver con que desprecio una persona ataviada con mas protecciones que un jugador de rugby americano, lanza su ira, profesional, pero ira, tirando de cuerpos para despejar un camino hacia ninguna parte. Cuanto sinsentido tenemos que ver.
Estoy cansado de ver como un muchacho, de una edad indeterminada, con capucha, lanza, con magistral destreza, un cono de señalización sobre una caravana de furgonetas de antidisturbios. Qué pena, ese chico podría aplicar esos conocimientos y cálculos sobre la fuerza, peso, angulo… para lanzar cargas al espacio. Podría trabajar con la ESA. Cuanto ingenio perdido. Cuantos esfuerzos desperdiciados.
Si se pusieran de acuerdo si se aplicasen el cuento si siguieran esa consigna de «PARLEM?». Si dejaran de mirarse solo el ombligo. y se pusieran en la piel del otro, tendrían que reconocer sus errores y verían las virtudes que seguro hay en esa persona enfrentada.
Hay … si quisieran …
Estoy cansado, y el día promete que no acabara pronto. Solo desearía que el del fondo volviera a su callada conversación, sobre temas triviales, los del fútbol, pues a eso, a despellejar al árbitro, que, entre nosotros, es tan manido y recurrido como la suegra. Y los que se sienta por allá… pues a hacer planes para el fin de semana. que es lo que por edad les compete.
Estoy cansado y solo espero que esto sea un mal sueño y que mañana o pasado, no vamos a ser muy exigentes, estos y aquellos se pongan de acuerdo y me permitan que este paseo en el bus para el trabajo se tan tranquilo como todos los días.